La unión de dos o más huesos se llama articulación. En el pie existen numerosas articulaciones que pueden sufrir dolor, inflamación y desgaste del cartílago que las recubre. Esto puede ocurrir luego de traumatismos, enfermedades como la diabetes, artritis o infecciones, o sin causa aparente.
La articulación afectada se torna dolorosa a la movilización y presenta distintos grados de inflamación, rigidez y deformación, como sucede en el pie afectado por artritis reumatoide (pie reumático). Los síntomas tienden a empeorar con el paso del tiempo a menos que se traten las causas.
Es de mucha utilidad realizar ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y equilibrio así como el uso de soportes u ortósis. Existen medicamentos orales que pueden controlar la enfermedad así como medicamentos administrados por infiltración directa que ayudan a disminuir el dolor.
Cuando la articulación afectada pierde la movilidad o se hace muy dolorosa y deformada, es necesario realizar el tratamiento quirúrgico. Este puede ser desde limpieza articular en casos leves hasta fusiones y reemplazos protésicos en casos severos.
Los tendones son la parte de los músculos que se insertan en los huesos con el objetivo de mover un segmento del cuerpo.
En el pie y tobillo existen muchos tendones que mueven el pie en diferentes direcciones y que trabajan bajo la carga del peso del cuerpo.
Con el aumento de peso, falta de ejercicios de estiramiento, malas posturas del pie, traumatismos o errores en el entrenamiento de los deportes, pueden producirse lesiones que se caracterizan por dolor, inflamación y dificultad a la movilización.
Unos de los tendones más afectados son el Tendón de Aquiles cuya lesión causa cojera, y el Tibial Posterior que al lesionarse da lugar al aplanamiento del pie.
La falta de tratamiento hace que estos tendones se vayan debilitando progresivamente hasta que finalmente se rompen.
Una vez comienzan los síntomas de dolor en un tendón se deben de corregir los factores que llevaron a su distensión, así como tomar medicamentos antiinflamatorios, estiramientos regulares y algunos tipos de ortósis.
Tanto en casos de ruptura como de inflamación avanzada es mejor realizar la reparación y limpieza del tendón y tejidos vecinos afectados.