Afecciones Comunes
Pie Diabético
La diabetes miellitus es una enfermedad que afecta a todo el organismo y es causada por el incremento prolongado de los niveles de glucosa en la sangre.
En los pies, estos niveles elevados de glucosa causan daňos en los nervios que transmiten la sensibilidad hacia el cerebro. El pie entonces se torna insensible, haciéndoce vulnerable y propenso a sufrir áreas de presión que provocan úlceras, infecciones y gangrena.
En algunos pacientes esa misma falta de sensibilidad puede hacer que las articulaciones de los huesos de los pies, pierdan su capacidad de modulación del impacto durante la marcha, quedando los huesos expuestos a microtraumatismos que los van debilitando y fracturando continuamente.
Esta neuroartropatía también conocida como enfermedad de Charcot es muy deformante para el pie, por lo que lo pone en mayor riesgo de sufrir ulceraciones en las prominencias óseas que se forman.
El control de los niveles de glucosa en la sangre es el primer paso imprescindible para el tratamiento del pie diabético. Las infecciones se tratan con antibióticos orales o intravenosos, las úlceras se deben de limpiar quirurgicamente y cubrir con membranas que promueven la cicatrización.
Es muy inportante el uso de ortósis y zapatos suaves y cómodos para evitar el desarollo de úlceras nuevas o la reactivación de las antiguas, así como el auto exámen tres veces al día par detectar áreas de presión en la piel.
En casos de inestabilidad debido a la enfermedad de Charcot es necesario inmovilizar el pie y utilizar muletas, andador o silla de ruedas para no cargar peso. Si la deformación e inestabilidad son muy pronunciadas y ponen en riesgo la integridad del pie es necesario realizar cirugías reconstructivas.
Pie Reumático
Las articulaciones del cuerpo pueden sufrir procesos destructivos que producen inflamación, dolor y deformidad progresiva con pérdida de la función.
Una de las principales causas de esto es la artritis reumatoide, que sucede cuando las defensas de la propia persona atacan los tejidos de las articulaciones causando el crecimiento de la membrana sinovial que las recubre.
En el pie y tobillo se pueden afectar todas las articulaciones, aunque las que más frecuentemente se dañan, son las de los metatarsianos con los dedos pequeños y las articulaciones del retropié.
El tratamiento se basa en el control de la enfermedad con medicamentos antiinflamatorios y reguladores de las defensas. Un programa de terapia física regular puede mantener la función de las articulaciones a un nivel aceptable.
En el pie y tobillo suceden inicialmente cambios inflamatorios que paulatinamente van deformando las articulaciones haciéndolas dolorosas. El tratamiento ortopédico consiste en el uso de calzado suave y adaptado a la forma del pie, ortósis para corregir las deformidades flexibles y almohadillas en gel (pads) para proteger las deformidades rígidas del roce y la presión extrínsecas.
Si las deformaciones avanzan haciéndose dificil la marcha y el uso de calzado a pesar del tratamiento conservador, se debe de recurrir a la cirugía articular.